sábado, 30 de julio de 2011

Estrella fugaz

- Claire, hija, cierra ya la ventana, hace frío.
- Espera, mamá, ya casi está.
- Pero, ¿qué es lo que haces?
- Buscar mi estrella.
- ¿Tu estrella?

Marise se levanta de la cama y se acerca a su hija.

-Sí, la abuela me dijo ayer que si me fijo bien en el cielo en una noche sin nubes encontraré mi estrella, y que cuando lo haga ésta se desprenderá del cielo y caerá haciendo que se cumpla un deseo. Así que estoy esperando verla para pedir el mío.
- ¿Ah, sí? ¿Y qué vas a pedir, cariño?
- Mm los deseos no se cumplen si los dices en voz alta, ¿no?
- Tienes razón. Pero ahora hay que ir a dormir, porque a lo mejor tu estrella no está preparada todavía, no podrá caer hasta estar completamente segura de que tu deseo se va a cumplir, sea lo grande que sea. A lo mejor esta noche no la ves, pero mañana o cualquier otra noche sí. Ten por seguro que te va a estar esperando el tiempo que haga falta, por algo es tu estrella ¿no? 

Marise guiña el ojo a su hija, tendiéndole la mano para que se vaya con ella a dormir.
Pero en ese momento, justo antes de darse la vuelta, Claire la ve.

- Mira mamá, ¡¡es preciosa!!




Una estrella fugaz surca el cielo veloz, dejando un bello rastro de plata a su paso. Claire cierra los ojos con fuerza, pidiendo su deseo con la fe con la que solo los niños pueden hacerlo. Marise sonríe, conmovida.

- ¡Al final esta sí era mi noche! ¿Tu crees que se cumplirá, mamá?
- Claro que sí hija. Claro que sí.



(En días como hoy me gustaría ser como Claire...)

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